Sin rastro
Se me rompió la noche,
en un tacto inválido de sed.
Entre mis dedos y tu ausencia
Entre una caricia castrada y tu rostro.
En este viaje silencioso, casi muerto.
De repente
Un oasis,
Tu voz,
y pronto,
Con solo dos palabras
Se deshace el milagro
Mis oídos queman
Ese metrónomo
sumando lo que restar de nuevo al día.
Un deshacerlo todo en mi cabeza,
para callarme y no oír nada,
desmayarme de un gesto,
en tu espalda,
y saborear las últimas migajas de esta noche, hecha pedazos.
Ane B.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
...un camino, cuatro huellas...sempre!una abraçada...
ResponderEliminar